*** Más abajo, versión en español ***
“It’s complicated.”
When we began researching the common hake fishery in Chile, that’s what we were told, again and again. Now, a new exposé has helped highlight just how complicated solving sustainable seafood can get.
This fall, the Chilean investigative journalism program Misión Encubierta (‘Covert Mission’) aired "Algo Huele Mal" (“Something Smells Bad”), a hard-hitting piece exposing illegal and bad practices in the Terminal Pesquero Metropolitano, or TPM.
A sprawling complex of warehouses, the TPM acts as a giant chokepoint, funneling seafood from across Chile’s extraordinarily long coastline to a central location before it is then re-distributed—sometimes back to the very shores from whence it came. With so much product flowing through one spot, the TPM is a microcosm of the larger issues of control, access, transparency, and opportunity in South America’s commercial fishing industry—one we’ve been able to witness firsthand.
The Misión Encubierta piece highlighted an underlying problem within a complex system: the concentration of power into the hands of a few middlemen. Footage showed middlemen physically restricting access through the terminal’s gates, controlling all aspects of the “first mile” of the value chain, and keeping poor or nonexistent records.
Because it focused on health and safety issues, the Misión Encubierta piece also showed the very direct impact that clandestine practices can have on consumers. Products are stored without refrigeration, seized and decaying products are recovered, washed, and sold anyway, and an unbearable smell lingers over the entire facility.
“It’s all part of the puzzle we’re trying to solve,” explained Iván Greco, Research Associate with Future of Fish.
Chile’s total allowable catch (TAC) and regional quota pools for common hake have been reduced in recent years due to declining stocks. As the limit on legal hake has gone down, the number of clandestine practices has gone up, by both those simply making a living and those who are exploiting the resource for increased profits.
Because only a few middlemen have access to the TPM, they can take advantage of fishers and pay low prices for both legal and illegal catch. Carrying the illegal fish can result in fines, but the penalties are rarely enough to fully disincentivize the practice for middlemen—especially because the chance of getting caught is extremely low. The Misión Encubierta piece, for example, showed trucks entering the TPM through the exit in the wee hours of the morning to avoid inspection at the entrance.
Reports like the Misión Encubierta piece brought the issue of illegal fish to light for the first time for most Chilean consumers. As is the case in most of the world, the public is generally unaware of the amount of illegal fishing that plagues their seafood. In Chile, most people buy their fish in ferias, or open-air markets, where there is no traceability. Without reliable data (and without expectation of data), middlemen have been able to take advantage of consumers’ lack of awareness. The low supply of legal hake allows them to charge higher prices for illegal product that they slip into the supply chain.
While it’s easy to paint Santiago’s TPM as a building of scofflaws, that’s far too simplistic a view. Instead, the existing seafood supply chain serves as an example of what can happen when new fisheries policies are not implemented well. As the Chilean government imposed new regulations over the last 20-25 years, artisanal fishers have had trouble converting to the new rules and requirements. “In their eyes, compliance is a punishment,” said Iván. “Regulations may even block some from more sustainable practices.”
Accounting for such complexity—such as identifying incentives strong enough to drive actors to behave more responsibly—is exactly what our systems approach is designed to do.
“We need to understand the system; we need to understand the local complexities and rationales for engaging in these practices,” explained Iván. Ensuring that we see and understand the system from the perspective of those who live the day-to-day challenges and opportunities is core to our model at Future of Fish. Only through an empathetic approach can we design effective solutions.
The degree of complexity in Chile’s seafood supply chain is not unique. As is the case with the vast majority of seafood supply chains around the world, hake’s path from water to plate is far from straight. It’s complicated, and that’s why traceability is so important. Thanks to Misión Encubierta, we hope the need for traceability will be clearer to far more Chileans, too.
Corrupción y complejidad en las pesquerías Chilenas
“ Es algo complicado”
Cuando comenzamos a investigar la pesquería de la merluza común en Chile, eso fue lo que nos dijeron, una y otra vez. Ahora, una nueva exposición ha remarcado cuán complicado es resolver la encrucijada de la sustentabilidad, cuando hablamos de productos del mar.
Hace unas semanas, el programa de periodismo de investigación chileno "Misión encubierta" emitió "Algo Huele Mal en el Terminal Pesquero", una pieza contundente que expone malas e ilegales prácticas en el Terminal Pesquero Metropolitano, o TPM.
TPM es un extenso complejo de galpones/naves en las afueras de Santiago, y es un punto crítico; uno gigante. Por allí se canalizan productos del mar desde distintos puntos de la extraordinariamente larga costa de Chile, para que luego los mismos se re distribuyan, a veces, de regreso a las mismas caletas de donde provinieron. Con tanto producto confluyendo en un solo lugar, el TPM es un microcosmos de los problemas más amplios de control, acceso, transparencia y oportunidad en la industria pesquera comercial de Sudamérica, uno que hemos podido presenciar de primera mano.
La pieza publicada por Misión Encubierta destacó un problema subyacente dentro de un sistema complejo: la concentración de poder en manos de unos pocos intermediarios. Las imágenes mostraron que los intermediarios controlan el acceso a través de las puertas de la terminal, ejerciendo poder sobre el “primer eslabón” de la cadena de valor, sin registros adecuados, o a veces, inexistentes.
Debido a que se centró en temas de salud y seguridad, la pieza de Misión Encubierta también mostró el impacto directo que las prácticas clandestinas pueden tener en los consumidores. Algunos productos se almacenan sin refrigeración, otros, incautados y en descomposición, se recuperan, se lavan y se venden de todos modos, aún cuando persiste un olor insoportable en las instalaciones donde se llevan a cabo estas prácticas.
Todo es parte del rompecabezas que estamos tratando de resolver ", explicó Iván Greco, investigador asociado de Future of Fish.
La cuotas anuales de captura en Chile, como así las proporciones de la misma correspondientes a de merluza común, correspondientes a cada región bajo el Régimen Artesanal de Extracción (RAE), se han reducido en los últimos años debido a la disminución de la biomasa. A medida que el límite de la merluza legal ha disminuido, la cantidad de prácticas clandestinas ha aumentado, tanto por parte de quienes simplemente se ganan la vida, como por parte de quienes explotan el recurso para obtener mayores ganancias.
Debido a que solo unos pocos intermediarios tienen acceso al TPM, pueden aprovecharse de los pescadores y pagar precios bajos por las capturas legales e ilegales. Transportar pesca no reportada puede dar lugar a multas, pero las penas rara vez son suficientes para desincentivar por completo la práctica de los intermediarios, especialmente porque la posibilidad de ser atrapado es extremadamente baja. La pieza de Misión Encubierta, por ejemplo, mostraba que los camiones ingresaban al TPM a través de las puertas de salida, durante las primeras horas de la mañana, para evitar la inspección en la entrada.
Reportes como el de Misión Encubierta, han arrojado luz sobre el tema del pescado no declarado (e ilegal), por primera vez para la mayoría de los consumidores Chilenos. Como en la mayor parte del mundo, el público en general desconoce la cantidad de recursos ilegales de los que parte de su propio consumo forma parte. En Chile, la mayoría de las personas compra pescado en ferias, o mercados al aire libre, donde no hay trazabilidad. Sin datos confiables (y sin demanda de los mismos), los intermediarios han podido aprovechar la falta de conciencia de los consumidores. La caída relativa en la oferta de merluza legal les permite obtener márgenes más altos por productos ilegales que ingresan en la cadena de suministro.
Si bien es fácil rotular al TPM de Santiago como un lugar donde hay “crímen”, esa es una visión demasiado simplista. En cambio, la cadena de suministro de productos pesqueros existente sirve como un ejemplo de lo que puede suceder cuando las nuevas políticas pesqueras no se implementan bien. A medida que el gobierno chileno impuso nuevas regulaciones en los últimos 20-25 años, los pescadores artesanales han tenido problemas para adaptarse a las nuevas regulaciones y sus requisitos. "Desde su perspectiva, el cumplimiento de las mismas es un castigo", dijo Iván. "Las regulaciones pueden incluso bloquear a algunos de prácticas más sostenibles".
Dar cuenta de dicha complejidad e identificar los incentivos suficientemente atractivos como para hacer que los actores se comporten de manera más responsable, es exactamente para lo que nuestro enfoque sistémico está diseñado.
"Necesitamos entender el sistema; necesitamos entender las complejidades locales y las razones por las cuales los distintos actores participan en estas prácticas ", explicó Iván. Asegurarnos de que vemos y entendemos el sistema, desde la perspectiva de aquellos que viven los desafíos y oportunidades cotidianas, es fundamental para nuestro modelo en Future of Fish. Solo a través de un enfoque empático podemos diseñar soluciones efectivas.
El grado de complejidad en la cadena de suministro de recursos del mar en Chile no es único. Como es el caso con la gran mayoría de las cadenas de suministro en todo el mundo, el camino de la merluza “del agua al plato” dista mucho de ser lineal. Es complejo, y es por eso que la trazabilidad es tan importante. Gracias a Misión Encubierta, esperamos que la necesidad de trazabilidad sea más clara para muchos más chilenos.